Toxina botulínica

La Toxina Botulínica es un producto farmacéutico que ha sido utilizado para tratamientos neurológicos, con mucho éxito, durante más de 10 años. En los últimos años de la década del ’90 se comenzó a utilizar con fines estéticos.

El efecto del Botox consiste en producir un bloqueo transitorio y reversible (es decir NO definitivo) a nivel de la placa neuromuscular, lugar en el cual el nervio hace contacto con el músculo indicando que se contraiga.

El Botox es una toxina que aplicada en pequeñas dosis produce un efecto de relajación de los músculos faciales, logrando que las arrugas se atenúen o desaparezcan sin alterar la expresión natural de la cara.

Solo actúa sobre las líneas de expresión y no sobre las arrugas causadas por el envejecimiento o por el sol. Con Botox, el rostro luce un aspecto más relajado y libre de arrugas, manteniendo la naturalidad, frescura y luminosidad propia.

Cada rostro es una expresión única. Por eso, Botox debe ser aplicado respetando la personalidad y las características faciales de cada persona.

La Dra. María Eugenia Ruiz, está entrenada en la técnica de aplicación es quien debe decidir la dosis correcta y los puntos de aplicación específicos para que las expresiones sigan siendo el reflejo natural de la propia personalidad.